La Toscana Española: Fórnoles
La villa se encuentra escondida entre pinos y olivos que dan cobijo a su casco urbano, asentado sobre un pequeño montículo rocoso. Su crecimiento demográfico se halla en continua regresión.
El pueblo perteneció a la orden de Calatrava.
En su templo parroquial destaca el ábside gótico poligonal, con ventana apuntada, en cuanto al interior, su nave está dividida en cuatro tramos, con bóvedas de crucería sencilla.
Cuenta además con la ermita de la Virgen de Montserrate, o también el santuario de Nuestra Señora de Fórnoles, próxima a la carretera de Castellón y rodeada de suntuosos cipreses. Su fundación está fechada en el siglo IX aunque ha sufrido múltiples reformas, con el resultado de una variedad de estilos que se prolongaron hasta el siglo XVII. Conserva varias ménsulas del estilo románico, sin embargo, muchas de ellas han sido semidestruídas. Su portada es gótica purista, de forma rectangular, consta de doce arcos que debieron pertenecer al claustro. La imagen de la virgen descansa sobre un tronco de enebro; según marca la tradición. El monasterio fue ocupado anteriormente por la citada orden
y por una comunidad que tenía como misión dar cobijo a los peregrinos.
Iglesia parroquial de Santa María la Mayor
En la iglesia parroquial de Fórnoles, dedicada a Santa María la Mayor, se combinan los estilos gótico y barroco fruto de diferentes períodos de construcción a lo largo de su historia.
La obra se inició en el siglo XIV, probablemente entre los años 1330 y 1350. En esta época, Fórnoles estaba bajo los dominios de la Orden de Calatrava y como testimonio de ello encontramos el escudo de esta orden en el frontón de la portada. La construcción original es de estilo gótico y comprende el ábside poligonal y la nave central que se divide en cuatro tramos por arcos apuntados y tiene bóveda de crucería. Esta nave es más elevada que las laterales y está rematada en el exterior con una cornisa con gárgolas y canecillos en los que se representan principalmente cabezas humanas hieráticas.
En el siglo XVIII se realizó una importante remodelación y ampliación en estilo barroco. A esta época corresponden las dos naves laterales, en las que se abren capillas poco profundas; la zona de los pies, donde se construyó una capilla hexagonal cubierta con falsa bóveda de crucería; la esbelta torre campanario y la portada que, aunque es una obra muy sobria como corresponde a su construcción ya avanzado el s. XVIII, sigue el estilo de las portadas-retablo propias del barroco.
En el siglo XVIII se realizó una importante remodelación y ampliación en estilo barroco. A esta época corresponden las dos naves laterales, en las que se abren capillas poco profundas; la zona de los pies, donde se construyó una capilla hexagonal cubierta con falsa bóveda de crucería; la esbelta torre campanario y la portada que, aunque es una obra muy sobria como corresponde a su construcción ya avanzado el s. XVIII, sigue el estilo de las portadas-retablo propias del barroco.
Ermita de la Virgen de Montserrate
La ermita de Nuestra Señora de Montserrate fue construida en el segundo cuarto del siglo XIV y una hermandad era la encargada de su mantenimiento, hospedando a los peregrinos que a ella acudían, por lo que quedó enmarcada dentro de la hospedería, que se ubica en un lateral del patio, que actúa a modo de claustro. Consta de una sola nave rectangular distribuida en tres tramos con contrafuertes salientes al exterior, que se aprovechan para abrir una capilla lateral. Por haber sido reformado el primer tramo, únicamente resta el cubrimiento del segundo y del tercero, que, respectivamente, se realiza con bóveda de crucería y bóveda de cañón apuntada, que se repite en la capilla.
Las canecillos situados en la fachada, embebidos en una de las salas de la hospedería, son de lo más destacado de la comarca. Pero lo más sobresaliente son las figuras de la portada, que se abre en el segundo tramo del muro meridional y está formada por cinco arquivoltas, apoyadas sobre frisos de capiteles con figuras rígidas y achaparradas en exceso, cuya distribución es homogénea y lógica, ya que los representados en el friso izquierdo se refieren al ciclo del nacimiento de Cristo, incluyendo en este caso la figura del león como símbolo de la Encarnación, seguido por la Adoración de los Pastores intercalada entre ellos, trasmitiendo la idea de que todos los hombres, pobres (pastores) y ricos(magos) acuden a postrarse ante el Niño, protagonista esencial de este friso. El derecho va dedicado casi plenamente al ciclo de la Gloria, si bien se inicia con el tema de la Crucifixión, como si de un prólogo se tratara, para argumentar la Resurrección, tangible a través de las Tres Marías Mirróforas y la Aparición simbólica de la Ascensión a los cielos, mostrada a través del cordero con el pájaro sobre su lomo.
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